¡TE LO HE DICHO 100 VECES!


¡TE LO HE DICHO 100 VECES!
Gabriela Keselman
-¡Te lo he dicho 100 veces!- exclama la mamá.
Kif Kif resopla.
Él no puede recordar TODO
lo que le dice su mamá.
Las palabras brotan de su boca
como burburjas. Son demasiadas.
Se amontonan.
Se empujan.
Saltan.
Botan.
Chocan unas contra otras.
Al fin, se acercan a él y revolotean alrededor de su cabeza.
Se enredan. Y ¡paf!, explotan.
Entonces Kif Kif piensa en voz alta:
-¿Qué es lo que mi mamá
me ha dicho 100 veces?
Léete las bandejas...
Lávate las ovejas...
¡Lávate las orejas!
-Pero ¡Lávate las orejas!
sólo lo ha dicho 9 veces -dice Kif Kif-.
¿Qué es lo que mi mamá
me ha dicho 100 veces?
Ahuyenta los moscardones...
Átate los macarrones...
¡Átate los cordones!
-Pero ¡Átate los cordones!
sólo lo ha dicho 23 veces -se extraña Kif Kif-.
¿Qué es lo que mi mamá
me ha dicho 100 veces?
Retuerce los chupetes...
Recoge los jinetes...
¡Recoge los juguetes!
-Pero ¡Recoge los jugueetes!
sólo lo ha dicho 40 veces
-reflexiona Kif Kif-.
¿Qué es lo que mi mamá
me ha dicho 100 veces?
No pliegues a la rana...
No pegues a la lana...
¡No pegues a tu hermana!
-Pero ¡No pegues a tu hermana
sólo lo ha dicho 52 veces -exclama Kif Kif-.
¿Qué es lo que mi mamá
me ha dicho 100 veces?
No cruces dinosaurios antes de mirar...
No comas duendes antes de nadar...
¡No comas dulces antes de cenar!
-Pero ¡No comas dulces antes de cenar!
sólo lo ha dicho 77 veces -duda Kif Kif-.
¿Qué es lo que mi mamá
me ha dicho 100 veces?
Amansa al domador...
Apaga al profesor...
¡Apaga el televisor!
-Pero ¡Apaga el televisor!
sólo lo ha dicho 85 veces -titubea Kif Kif-.
¿Qué es lo que mi mamá
me ha dicho 100 veces?
Vístete de espuma de mar...
Vete a la goma de borrar...
¡Vete a la cama sin rechistar!
-Pero ¡Vete a la cama sin rechistar!
sólo lo ha dicho 99 veces -se impaciente Kif Kif-.
¿Qué es lo que mi mamá
me ha dicho 100 veces?
-¡Kif Kif -exclama su mamá-.
TE LO DIRÉ UNA VEZ MÁS...
Kif Kif sopla hacia adentro.
Esta vez va a recordar TODO
lo que le dice su mamá.
Las palabras brotan de su boca como plumitas.
No son tantas.
Van en orden.
Con cuidado.
Vuelan.
Planean.
Se ceden el aire.
Al fin se acercan a él y revolotean alrededor de su cabeza.
Se desenredan y ¡paf!, lo acarician.
¡¡¡VEN AQUÍ
Y DAME UN BESO!!!
¡Es precioso! y se cita más o menos así:
Keselman, Gabriela: ¡Te lo he dicho 100 veces!,
ilustraciones de Claudia Ranucci,
Barcelona, ed. Planeta (Destino), 2006

No hay comentarios:

Publicar un comentario